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Tribunal Constitucional y ex dominicanos.

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

La sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional (TC) que, de un plumazo, desnacionaliza a miles de hijos de inmigrantes, básicamente de origen haitiano, producirá reacciones diversas por siempre.

 Hasta mi participación en un panel en Unibe esta semana había optado por guardar silencio. No me reponía del impacto. El Tribunal llamado a proteger los derechos fundamentales y defender el orden y supremacía constitucionales, había arrasado con el derecho fundamental a la identidad de dominicanos que, por su origen haitiano –digámoslo claro-, seguirán siendo excluidos y, peor, se les arrebataba su nacionalidad dominicana.

 El llamado Tribunal ciudadano, lejos de aprovechar la ocasión para reafirmar su responsabilidad, masacró la Constitución y el sistema interamericano de derechos humanos. En lugar de declarar la inconvencionalidad del artículo 18.3 de la Constitución (CR), que dispone que no son dominicanos los que residan ilegalmente en territorio dominicano,  desafía a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), la cual, a propósito de un caso de condena a nuestro país (Yean y Bosico), dispuso que el estatus migratorio no puede ser condición para el otorgamiento de la nacionalidad…

 El TC prefirió complacer a sectores que, para cubrir su irresponsabilidad frente al tema haitiano, propugnan por su invisibilidad, violando  los principios constitucionales de jerarquía de los tratados y decisiones de la Corte IDH, derecho de defensa, irretroactividad de la ley, debido proceso y de favorabilidad de los derechos… Más aún, extiende los perjuicios ocasionados a Julia Deguis Pierre, con su desproporcionada, irracional e insostenible sentencia, a quienes se encuentren en su situación desde 1929, con el consecuente despojo masivo de la nacionalidad dominicana.

 Luego de declarar la privación del derecho a la nacionalidad dominicana, el TC envía a Julia ante la JCE para que esta le restituya el certificado de declaración de nacimiento, para que luego se dirija a los tribunales ordinarios. ¿Para qué, si con su sentencia ya le negó la nacionalidad dominicana?  La ristra del rosario apenas inicia. Esperemos nuevamente la  condena del país por parte de la CorteIDH y a los tribunales ordinarios dominicanos inaplicando disposiciones inconvencionales e inconstitucionales del propio TC, si deciden cumplir con su deber. No es una pesadilla: el tribunal que debe garantizar  los derechos los ha conculcado inmisericordemente, dejando en el purgatorio existencial a cientos y cientos de ahora ex dominicanos.