Reelección, ¿para qué?
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
La reforma constitucional que restablece una única reelección consecutiva y nunca jamás, contrario a la reelección indefinida, que ahogaba los liderazgos alternativos y emergentes, es ya un hecho.
Cabe preguntarse ahora si la repostulación del Presidente Medina será beneficiosa para el país.
Nadie duda que el actual gobierno, cimentado sobre la figura del Presidente, cuente con altísimos índices de aprobación. Ha diseñado una estrategia que, sin tener que hablar mucho, lo muestra cercano al pueblo y a la sociedad civil. Además ha demostrado ser un político sagaz, capaz de maniobrar con sus adversarios y ser eficaz en la consecución de sus objetivos.
Para muchos analistas políticos, el camino para que el Presidente repita en el ejecutivo se encuentra allanado. La oposición, desarticulada e incoherente, difícilmente podrá revertir tal vaticinio, aunque es muy temprano para dictar sentencias. De hecho, ante este panorama, lo peor que puede pasar es que el gobierno se abstraiga en un influjo triunfalista, se acomode y se olvide de las grandes tareas pendientes.
¿Para qué el apoyo y la popularidad que le permitieron establecer la reelección sino para transformar esa legitimidad en los grandes y esperados cambios estructurales? Los dominicanos aún ansiamos que la espectacular tasa de crecimiento exhibida por años, se traduzca en una significativa reducción de la pobreza.
Nuestro desarrollo no puede seguir sustentándose en un endeudamiento que pagamos todos pero cuyos beneficios no lo perciben los menos favorecidos. Es necesario un verdadero pacto fiscal, liderado por el Presidente, donde el sector privado haga sus concesiones y el gobierno de garantías de transparencia y compromiso de uso eficaz y productivo del gasto.
Tampoco puede ser olvidado el pacto eléctrico que tanto merma nuestra competitividad, ni la casi olvidada lucha contra la corrupción, o el fortalecimiento de nuestras instituciones. Señor Presidente, esperamos que su campaña y eventual gobierno se comprometa a estos cambios.
Se puede empezar con el ejemplo de que la reelección no significa abusar de los fondos públicos. Usted se ha ganado la oportunidad por su buen desempeño, hasta ahora.
Las segundas oportunidades sirven para mejorar, cambiar lo que se ha hecho mal y seguir haciendo lo que está bien hecho. Es ahora o nunca, Presidente. El desarrollo está en sus manos. ¡Tremendo compromiso!