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Presentación de Carlos Ramón Salcedo Camacho del libro Obra Selecta, de Freddy Bretón Martínez, arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros. Teatro Don Bosco, Moca, República Dominicana, 2 de noviembre de 2018.

Agradezco a mi admirado, querido amigo y destacado intelectual, Dr. Bruno Rosario Candelier, la generosa invitación que me hizo para comentar el libro Obra Selecta, nacido de la fina, ágil, profunda y fecunda pluma, de mons. Freddy Bretón Martínez.

 

Se trata de un privilegio para mí, pues hablar de Freddy Bretón es hacerlo de un hombre de raíces familiares asentadas en los principios y valores éticos, morales y cristianos más altos, de fe inquebrantable, pastor ejemplar de la iglesia católica, de robusta y extensa formación intelectual, curtido en las letras y con una labor escritural amplia, diversa y propia de quien ha labrado sus conocimientos a través de la lectura incesante, con un compromiso con el saber, en permanente renovación, y sin titubear en el propósito salvífico, a través de la proclamación del evangelio.

 

En Mateo 18:22 encontramos la importancia del perdón, particularmente cuando Pedro se le acerca a Jesús y le dice: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dice: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Para seguir con este número sagrado, se ha afirmado que en una homilía un sacerdote dice al menos siete herejías. Si, por lo dicho por el Maestro, por su infinita misericordia, siempre podemos ser perdonados, ¿Quién si no usted, mons. Freddy Bretón Martínez, arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros y pastor de nuestra grey, podría ser indulgente conmigo cada vez que manifieste una apostasía en lo que expreso en lo adelante?

 

La obra objeto de mis comentarios es la suma de su autobiografía, del origen de su apellido Bretón, de su clara visión sobre la realidad ontológica, espiritual y trascendente del ser humano, de los valores que entiende mons. Freddy Bretón deben guiarnos en este mundo cambiante y de sus expresiones literarias. Estas últimas a través de cuentos breves y de poemas místicos y espirituales con los cuales nos deja ver la plasticidad del espacio-tiempo, como lo expresa en los versos de Canción de hoy para mañana.

 

Se trata de una realidad creada por el autor para que el lector pueda formarse una concepción propia de quien escribe como también de por qué lo hace. El tiempo es conocimiento y experiencia, además, en palabras de Aristóteles, conjuntamente con el coraje, son las tres virtudes que hacen posibles las demás en una persona.

 

La propiedad del lenguaje empleado por mons. Freddy Bretón, la claridad y corrección de la escritura, en forma de antología, investigación histórica, descripción de la realidad tan cambiante que debe ser analizada y superada y de poesía mística, para expresar la unión espiritual entre la humanidad y Dios, son las principales herramientas que utiliza el autor para comunicarse con el lector en diversos momentos de su vida, con la rigurosidad y los vastos conocimientos de un auténtico enciclopedista.

 

El hombre, sacerdote, arzobispo, escritor y místico, además enriquece su compilación con cuestiones fundamentales de la filosofía, como el sentido y razón del ser y la naturaleza, y su interpretación de las doctrinas religiosas que han influido en el desarrollo y consolidación de su irrompible fe. Con su poesía, Freddy Bretón integra el círculo exclusivo de la poesía mística y representa una tradición literaria que traspasa las fronteras dominicanas, reflejando no solo una única voz, sino la de todos los poetas y místicos que han influido en él.

 

Si bien una parte de esta obra debe ser entendida únicamente en el contexto nacional y de las comunidades que han formado parte de su historia personal, familiar y clerical, no caben dudas del carácter universal de la poesía, del análisis de los valores cristianos contenidos en sus interpretaciones bíblicas, de los conceptos humanistas y filosóficos que soportan su percepción de la realidad y las transformaciones que son necesarias para cumplir las metas de nuestras vidas, en lo humano, en lo material y en lo espiritual.

 

Los conceptos religiosos son relativos y vinculan a quienes profesan la fe cristiana. No obstante, veo en su poesía, particularmente, y en su obra, en general, una oportunidad para redimensionar y romper las fronteras ideológicas, expandiendo su propia cosmovisión de las verdades del universo y de los seres que lo habitan. En efecto, existe una línea difusa entre realidad y ficción, como la expresada en la poesía mística de Honoré De Balzac.

 

Existen niveles de coincidencia filosófica del autor con Carl Jung, para quien la religiosidad fue uno de los objetos principales de su estudio y quien mostró interés por el misticismo, en relación con el proceso de la individualización de la persona, al que hace referencia mons. Freddy Bretón en vivir o el arte de innovar. Es la continuidad y expansión de la diferenciación psicológica y espiritual personal que tiene como objetivo el desarrollo del individuo por encima de las ideologías colectivas.

 

Para Jung la verdad eterna, la profesada por la Iglesia Católica, necesita un lenguaje humano que se altera con el espíritu de los tiempos. Los arquetipos que forman parte de la naturaleza del ser humano, como es el de Dios, sufren transformaciones continuas, sin ser en su esencia modificados por la ilusión del espacio-tiempo.

 

Es la interpretación de las mismas creencias bajo perspectivas diferentes de la fe cristiana lo que las enriquece. Además, como toda formulación teológica se vuelve obsoleta, el camino de la individualización espiritual es el camino de Dios. El arte de innovar, es buscar perfección en lo que es imperfecto. También es la necesidad del ser humano de ser coherente adaptándose siempre a los nuevos tiempos, leyéndolos, no solo desde su punto de vista; sino también escuchando diversas opiniones e interpretando la realidad cambiante de acuerdo a los nuevos paradigmas, que se van presentando en consonancia con la realidad progresiva y compleja de la humanidad.

 

Es ahí donde la tesis fundamental de mons. Freddy Bretón sobre la persona concuerda con la de Jung, lo que fortalece sus ideas de comunidad y religión y convierte a Obra Selecta en un aporte a la creatividad humana, a la fe viva y comprometida con la vida de los demás, para vivir en armonía con Dios. Igualmente, en gran medida, su pensamiento coincide con criterios adelantados de Guillermo de Rotterdam en Elogio a la Locura, a la que también hace continua referencia. La estulticia en Rotterdam, bien podría ser un personaje de una obra contemporánea, pues a lo largo de todo su elogio defiende valores propios de la postmodernidad.

Como Rotterdam, Freddy Bretón, se puede decir que es un postmoderno de avanzada para su tiempo y que parece coincidir con el ambiente en el que vivió y con el nuestro por la fuga de certezas, la espera de novedades y el sentimiento de crisis. Pero que, a pesar de todo esto, cree firmemente en las posibilidades del ser humano, en el progreso y en la posibilidad de un mundo mejor. La diferencia entre ambos, es que Freddy Bretón habla en primera persona, mientras que quien habla en el Elogio es la Locura, no Rotterdam y, aunque todas las cosas que diga puedan parecer ciertas, no podemos tomarlas en serio. A través de ella Guillermo critica todo lo que no le gusta, pero también aprovecha que es Estulticia y no él quien habla para llevarlo al absurdo, para ridiculizarlo hasta el extremo.

El surgimiento de Dios y la tradición judeo-cristiana coincidieron con el nacimiento del hombre racional, la crítica del mundo natural y de las personas que lo habitan por parte de los griegos. Es donde convergen la razón y la creencia donde surge la cristiandad con un papel evangelizador en el mundo, pero también como valor universal de la racionalidad y la metafísica de la moral, como sostiene Immanuel Kant.

 

Este tiempo en el que existe un incremento irreversible de la conciencia y la autonomía humana, es a su vez la vuelta a Dios, definido como el deseo de ser felices aquí en la tierra y de conseguir la salvación del espíritu por nuestro propio esfuerzo, como afirmó San Agustín. Esto lo refleja mons. Freddy Bretón en sus poemas Certidumbre, Oración para pedir un incendio y entrando en el mundo del Padre Celestial, pero también del Hijo y del Espíritu Santo.  En esta obra de Freddy Bretón se sacuden, se cuestionan y se fortalecen los cimientos de la fe cristiana y la doctrina de la Iglesia Católica. Por ello, no es solo una obra inspirada por Dios, sino también por la humanidad.

 

Cual Baruch De Spinoza, mons. Freddy Bretón, educado y motivado por las palabras de las escrituras divinas, ha abrazado en esta obra su visión personal como autor e intelectual, como también, el reconocimiento de la naturaleza multidimensional y cambiante de los sistemas preponderantes, tanto éticos, científicos, artísticos, religiosos como filosóficos, los cuales sirven de sustento a nuestras sociedades modernas.

 

Me sorprende, con agrado, la osadía con la que abarca estos temas desde su labor sacerdotal y arzobispal, pues Freddy Bretón sale de las limitaciones epistemológicas y existenciales que nos rodean con la veracidad de sus argumentos, presupuestos históricos y su prosa. Todo lo cual nos ayuda a conocer no solo al autor, sino también a la persona de fe, que vislumbra las respuestas a las cuestiones fundamentales que determinan la existencia humana y del universo, sub specie aeternitatis, en la meta colectiva de la humanidad de alcanzar la eternidad.

 

Como poeta místico, no solo se refiere a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz, que son las cumbres místicas experimentales cristianas, y el segundo considerado incluso por Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Paul Valery y T.S. Eliot como la cima de la poesía en lengua española, sino que advierto que el vate también escribe cánticos espirituales como San Juan de la Cruz. Asombro, Voz del amado y Hacia la fiesta, son solo tres muestras de ello. De igual manera, aunque el famoso Soneto a Jesús Crucificado es anónimo y se atribuye la probable autoría a dichos santos místicos, indistintamente, igualmente Freddy Bretón, tiene un poema titulado Crucificado, cuyas estrofas y líneas, si bien de composición poética diferente, tienen contenidos cercanos con el inspirador e impactante Soneto.

 

En la amplia literatura, citada como fuente de sus conocimientos y de su sólida formación intelectual, mons. Freddy Bretón cita a dos doctores de la Iglesia como Santo Tomás de Aquino y San Agustín, por ser entes de cambio y con intención de humanizar mediante la palabra. Entre tantos, y por la amplitud de sus palabras ecuménicas y de tolerancia se refiere en su obra a Leonardo Boff, uno de los fundadores de la teología de la liberación. Y entre las encíclicas papales que hace suya es la Splendor Veritatis, de San Juan Pablo II, en la que este Santo Padre señala que no hay libertad fuera de la verdad.

 

Obra Selecta es, pues, el abrigo que cubre un caudal de historias, vivencias, palabras, expresiones estéticas y descripciones de realidades interpretadas desde lo filosófico, lo espiritual, lo religioso y lo humano con un fin trascedente, como si recorriera el camino de lo exterior a lo interior y de lo interior a lo superior (ab exterioribus ad interiora, ab interioribus ad superiora), como afirmara el autor de Las Confesiones y de la Ciudad de Dios.

En definitiva, se trata de una obra que es la hechura de un ser humano con votos de inspiración divina que no se solaza en el quietismo ni en el conformismo, sino en la fe transformadora, que se alimenta y fortalece en el saber y en la vida divina, pero con la clara conciencia de que todo fluye, como afirmara Heráclito de Éfeso, a quien cita en su obra y para quien el fundamento de todo está en el cambio incesante, al que no le teme, enfrenta y asume mons. Freddy Bretón con apacible coraje y gran determinación humana, insuflada del espíritu divino.

 

Muchas gracias. Buenas noches.

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