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Partidos “atrapatodo”

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

No es osado afirmar que los partidos políticos dominicanos han quedado reducido fundamentalmente a partidos “atrapatodo”,  como los llamó Kirschheimer. Son más bien partidos electorales o profesionales electorales, que buscan adaptarse permanentemente a la coyuntura electoral.

Atrás queda el peso partidario, la construcción de la identidad colectiva y deja lugar a nuevos liderazgos, en donde el candidato adquiere una cuasi autonomía en relación con los lineamientos partidarios. Las posiciones ideológicas partidarias se reducen significativamente y se deshace por la búsqueda permanente del electorado y el acercamiento a grupos de interés que apoyen las candidaturas y sostengan económicamente a las campañas.

Parecen pasar a la historia los partidos de cuadros, aquellos que reclutaban técnicos, personas de prestigio y formadas políticamente para darle visibilidad pública y fueran reproductoras de las ideas del partido. Ya no importa tanto la calidad como la cantidad de sus miembros. No hay que hacer ningún esfuerzo para la formación ideológica.

Ya parecen desaparecer los partidos de masas que, integrados por un elenco estable de políticos profesionales, buscaban tener lazos de cohesión identitaria entre sus miembros que trascendiera a las personas. Lejos están las organizaciones fuertes y amplias, imbricadas en la sociedad, con una importante disciplina partidaria, cuyo desarrollo esté vinculado a la ampliación del sufragio, la incorporación de nuevos grupos sociales al juego político y a la consolidación del Estado de bienestar general, no particular.

Ahora que la campaña electoral interna del PLD se aviva por los puestos adicionales en el Comité Central y en el Comité Político, cabría preguntarse (seguros de la respuesta) si, como los partidos “atrapatodo”, los candidatos a ocupar esas posiciones buscan insertarse en los medios de comunicación y, para ello, gastan recursos humanos y económicos enormes con el fin de instalar una imagen más que una idea. De suerte que las corporaciones económicas, creadas a lo interno de los partidos políticos o fuera de ellas, ocupan un rol predominante en el proceso de selección de candidatos.

Quisiera no despertar del sueño democrático de tener partidos políticos para incidir en los temas de la agenda pública, para formar integralmente a los simpatizantes, afiliados y dirigentes y para conformar organizaciones políticas  durables, institucionalizadas y estables, capaces de trascender a las personas que lo componen y a sus propios líderes, ofreciendo un sistema de partidos estables.