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Más provincias, más subdesarrollo

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

La insaciabilidad de inflación institucional no tiene fin. Y es que toda organización, racionalmente estructurada, autodefine sus objetivos, aún más el Estado.

Pero, ¿por qué? Sin ánimos de ser una pregunta retórica, las instituciones, organizaciones y leyes serán desmembramientos de nuestra capacidad limitada de prefabricar el futuro que queremos como nación, que nos permitirán alcanzar los resultados pretendidos de bienestar y mejoramiento en la calidad de vida de cada uno de nosotros o, por el contrario, vivir postrados ante el desorden y el subdesarrollo.

La incapacidad del Estado de promover el desarrollo humano, el fomento de la democracia, el fortalecimiento institucional, la igualdad de oportunidades, la movilidad social, la equidad y la calidad en la gestión pública, promueve prácticas malévolas de actores económicos, políticos y sociales que establecen estrategias parasitarias para aumentar o preservar su poder (Berensztein).

Es por esto, que más que un aparato estatal que aumente en tamaño, es necesario la optimización, modernización y eficientización de las actuales instituciones del Estado, incluyendo la eliminación de algunas, que bien pueden ser fusionadas con otras.

La propuesta de división de la provincia Santo Domingo en dos provincias más, viene a ser más de lo mismo. La idoneidad institucional, es decir, la necesidad de la creación de nuevas demarcaciones y, por lo tanto, de órganos de dirección, estará dada por la capacidad de satisfacer las necesidades y expectativas que los habitantes, ciudadanos, administrados, usuarios, consumidores les demandan a las instituciones (Dromi), así como el análisis previo de la conveniencia política, social y económica, que justifique la modificación en la descentralización territorial.

China, Canadá, Ecuador, y Argentina, por solo mencionar algunos países, poseen respectivamente una gran densidad poblacional y extensión territorial, y cuentan con un número mucho menor de provincias.

Las cláusulas programáticas del estado social, el desarrollo de la educación, la salud, reducción del desempleo, cuidado y sostenibilidad ambiental, la equidad y eficiencia en la distribución de las riquezas no dependen de la creación de una provincia más.

Si no podemos con lo menos, qué será con lo más. Señores legisladores, no quebremos más el Estado, pues hacerlo pondría más lejos el desarrollo real de nuestro país y ustedes han jurado no hacer eso.