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Control social de la corrupción administrativa

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

La corrupción administrativa es conocida comúnmente como el manejo inadecuado de los fondos y potestades públicas para intereses particulares, por una actuación de un funcionario público.

Nuestro país no es ajeno a los frecuentes e innumerables casos de corrupción, pues se trata de un problema que no tiene un origen personal sino sistémico, es decir que radica en un problema de aquel sistema que permite y da paso a los actos que se clasifican de corrupción y permiten su existencia en el ordenamiento y realidad jurídica administrativa.

Ciertamente, y sin excluir la falta personal, ética y moral de los funcionarios corruptos, la corrupción administrativa es un problema cultural en nuestro país, pues hemos desarrollado la “cultura de la corrupción”, que caracteriza la visión que una parte importante de nuestros ciudadanos tienen hacia la gestión pública y que hace posible que estos no vislumbren otra posibilidad que la de utilizar la función pública en beneficio propio.

Esto trae como consecuencia que uno de los mayores contrapesos al modelo de corrupción sistémica, que lo es el control social, carezca de eficacia y por consiguiente que la cultura corrupta sea parte de nuestra cotidianidad.

Desde esta perspectiva, se debe tener presente que el problema de la corrupción no es un problema propio del Estado, sino que es un problema social, que se refleja y expresa en el Estado y que, obviamente, se revierte en perjuicio de la sociedad.

Si bien es cierto que el control social constituye una de las mayores herramientas con las que cuenta la ciudadanía en la lucha contra la corrupción, cabría preguntarse si dicho control ha perdido su legitimidad, y por ende su efectividad, en nuestro país.

Debemos asumir con responsabilidad que a la corrupción pública se suman los entes privados que la patrocinan, pero también una parte importante de la sociedad que, por acción, inmovilismo u omisión, o participa o se hace cómplice de quienes claramente se pasean por todas partes sin sanción social con recursos provenientes de la corrupción pública.