NECESARIA REFORMA DEL CODIGO DE TRABAJO
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
A 21 años de su promulgación, el Código de Trabajo (CT) debe ser revisado. Desde entonces la sociedad dominicana y particularmente las relaciones de trabajo han tenido el impacto de un mundo globalizado y de la dinámica de cambios.
Como ordenamiento, el derecho del trabajo es necesario no solo por razones jurídicas, sino también por sus consecuencias económicos, sociales y políticas, preservando su origen y principios, pero adaptándose a los cambios.
No hay que temerle a una reforma que es imperiosa. Lo importante es no verla como un medio para disminuir costos empresariales, sino para atender a las necesidades de un mercado de trabajo en constante cambio, de fronteras abiertas, comunicado al instante y con nuevas categorías de trabajadores, entre otras tantas necesidades.
Responde el CT a un nuevo mercado laboral? Garantiza el CT la igualdad material de la mujer con el hombre? Soluciona el CT las necesidades especificas de movilidad, con igualdad de trato, para las micro, pequeñas y medianas empresas? No se pueden mantener como inderogables los principios haciendo menos rígidas determinadas normas administrativas y procesales para propiciar un desarrollo más eficaz de las relaciones laborales?
No es la negociación colectiva un mecanismo propio del ordenamiento laboral para flexibilizar y adaptar? Las nuevas categorías y tipos de trabajadores en condiciones de dependencia atenuada, propios de los nuevos mercados de trabajo, no deben ser considerados en una discusión sobre la modificación del CT para establecer los criterios mínimos de protección que permitan su desarrollo?
Modificar es indispensable como es necesario también evaluar costos y resultados como punto de arranque y que los empresarios, trabajadores y el Estado sean parte del debate y de su implementación.
Sin tocar su esencia, el derecho del trabajo cambia. Ello significa que la reforma habrá de partir de un presupuesto: la justicia social y la equidad son los objetivos del derecho del trabajo. Se pueden modificar los instrumentos que sirven para su efectividad. Lo ético y lo productivo pueden y deben conjugarse armoniosamente. No reformar es declarar un absurdo estado de inmovilismo social y legislativo.