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Miopía jurídica, institucional y política

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

Siendo realistas, tradicionalmente uno de nuestros graves problemas ha sido el de la permanencia en el tiempo de temas trascendentes sin darles solución.

La regurgitación de una verdadera y profunda reforma fiscal tiene décadas. El tema lo repetimos incansablemente. Parches van y parches vienen.

Expertos llegan, se celebran seminarios y hasta leyes se promulgan, como la Estrategia Nacional de Desarrollo, y se plantea como eje esencial la necesidad de ese instrumento de desarrollo. Hasta fecha se pone.

Cual enfermedad reincidente somos pacientes eternos de la inseguridad ciudadana. Se toman medidas coyunturales con algunos visos institucionales y normativos, pero parches al fin.

Se crean cuerpos mixtos para patrullaje, se anuncia la lucha sin cuartel contra la criminalidad y los anuncios se repiten con asombrosa asiduidad.

Pero seguimos teniendo agencias de seguridad ciudadana compuestas por integrantes que dan tanto o más temor que los propios “delincuentes”. Se diagnostican los problemas cruciales de nuestro sistema de justicia.

Se trabaja por la independencia del Poder Judicial y para la imparcialidad de los jueces.

Se moderniza parcialmente esa estructura.

Se crean escuelas de capacitación y se proporcionan herramientas normativas para garantizar los niveles de objetividad del Ministerio Público.

Pero, a pesar de los avances, retrocedemos porque la ceguera y la miopía normativa, institucional y política se han convertido en un cáncer recidivante.

Se ataca la enfermedad, reincide en el paciente jurídico, institucional y político y, no obstante, aparece nuevamente, porque se extirpa parcialmente.

Como estos temas hay otros tantos que, cual gallareta, repetimos y vivimos buscando la cura y hasta abrimos el cuerpo del paciente, pero no somos capaces de extraer la totalidad del nódulo cancerígeno.

Aquí necesitamos seguir haciendo esfuerzos institucionales y de recursos para formar los artistas, narradores, ensayistas, poetas, músicos, escritores, actores y ciudadanos capaces de defender y propagar nuestras tradiciones y de ser creativos para apoyar los esfuerzos del gobierno y de todos los que integramos este país para lograr el desarrollo que merecemos.