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El eterno retorno de la Policía Nacional (P. N.)

“Desarrollo e institucionalidad”

A propósito de la muerte y heridas de varios internos en la cárcel de “La Victoria”, hace cuatro meses escribí un artículo titulado El eterno retorno de La Victoria. Con esa metáfora aludía a la tesis del eterno retorno nietzscheniano: todo va a repetirse un número infinito de veces.

Ahora, vemos nuevamente la película policial de brutalidades, sin que los anuncios y acciones de reforma hagan cesar el fenómeno. Apenas en un mes tres hombres han fallecido luego de haber estado en dotaciones de la Policía Nacional (P. N.), donde se encontraban detenidos. Desde 2017 a agosto del año pasado 538 personas murieron a manos de la Policía Nacional (Cifras Procuraduría General de la República, Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) y P. N.)

Esto a pesar de que la misión declarada de la policía ha sido similar a lo largo de su vida institucional. Pero, factores políticos han marcado su curso vital, negador de tal declaración, y las prácticas bestiales se mantienen.

Por eso, América Latina y el Caribe son las regiones del mundo que menos confía en la policía. Según el estudio Global Law and Order 2021 la ciudadanía de América Latina y el Caribe es la que menos confía en sus fuerzas policiales. Un promedio del 49% de latinoamericanos y caribeños confía en la policía, cuando esta cifra es un 71% a nivel global.

No pretendamos que las cosas cambien haciendo lo mismo. Aunque estoy en esto de acuerdo con Einstein, no lo estoy con el genio cuando afirmó que la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. Al menos en lo policial.

Venimos repitiendo esta situación grave y decisiva que ha puesto en peligro la seguridad ciudadana y es un cáncer que destroza la vida de muchos. La interacción ciudadanía y gobierno es semicerrada, pues se mantiene este estado de cosas cuasi institucional, por la configuración de una violación patente, permanente y estructural de los derechos fundamentales.

Creo en el esfuerzo que hacen el presidente y el ministro de interior y policía; pero el cambio desborda lo político. Es institucional, estructural y cultural. Todos debemos participar y producir el cambio.

 

 

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