Danilo y alta popularidad
Escrito por: Carlos R. Salcedo C
Mitosfky ha dicho que el presidente Danilo Medina goza actualmente de un 89% de aprobación por parte de la población, lo que lo coloca nuevamente por encima de 18 mandatarios de la región.
Un gobierno popular y no populista busca mejorar el bienestar general de sus habitantes. Establecer políticas públicas sostenibles, permanentes e inclusivas no es una tarea populista sino un deber de un gobierno popular.
No es lo mismo un gobierno populista que un gobierno popular. La diferencia es el efecto y la durabilidad en el tiempo de políticas públicas que generen el mayor beneficio para una mayor cantidad de personas. Se podría pensar que un gobierno populista busca lo mismo, pero la diferencia, está en la sostenibilidad en el tiempo y el efecto inmediato de sus políticas públicas.
Sencillamente hoy hay que comer, mañana no lo sabemos. Las decisiones presidenciales deben tomarse con apego a las circunstancias. Sin embargo, nuestro país necesita de reformas estructurales cuyo efecto sea de largo plazo y no cortoplacistas.
No es posible ni puede haber en un gobierno popular corrupción, ineficiencia y limitaciones en la ejecución de nuevas políticas que busquen la optimización y la solución de los problemas que realmente afectan a la población. Son frases como “En el centro de todas las políticas públicas se encuentra el ciudadano”, “Un gobierno cercano a la población”, “Que la gente sea feliz” las que definen este gobierno.
El pueblo llano sabe cuáles son sus problemas: apagones, falta de oportunidades, inequidad, criminalidad, hambre, insalubridad… La alta valoración implica el reto más grande que ha tenido en nuestra historia reciente un presidente dominicano.
Danilo quiere pasar como un buen presidente, según se aprecia, pero creo que apuesta más a ser el que cambió drásticamente la realidad de miseria dominicana. Ojalá complete el círculo virtuoso del gobierno eficiente y eficaz aprovechando su alta popularidad.
Pero ojo, Presidente. De nada vale la alta valoración si no se toman decisiones hasta impopulares, pues afectarán intereses, unas veces del entorno, de partidarios y del empresariado, pero que son sustanciales para nuestro desarrollo.
Si lo sigue haciendo el pueblo lo seguirá respaldando, probablemente con menos popularidad, pero con la satisfacción del cumplimiento del juramento presidencial.