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Sociedad civil y gobernabilidad

Escrito por: Carlos R. Salcedo C

Los problemas de gobernabilidad de los estados modernos surgen como consecuencia de una gestión pública deficiente, inestabilidad del sistema político y la falta de participación directa de la sociedad civil, tanto por insatisfacción o descontento con sus representantes como con el propio sistema democrático.

Las encuestas recientes dan cuenta de una gran desconfianza de la población en las instituciones de nuestro país. Según la Encuesta Gallup-Hoy 2015 casi el 80% desconfía de los partidos políticos; el 61% desconfía de la Cámara de Cuentas; el 65% del Congreso Nacional; el 67% de los Ayuntamientos y el 70% de los Sindicatos.

La causa esencial es la ineficacia administrativa gubernamental, la mala conducción en muchos casos de las políticas públicas y la falta de respuesta adecuada del Estado a las crecientes demandas de sus ciudadanos en el marco de una economía con muchos retos por delante.

Es la participación activa y consciente de la sociedad civil el factor dinámico y progresista que vuelve a un gobierno más bueno que malo. Para bien o para mal los estados-nación, como el nuestro, están sustentados en la idea de la participación ciudadana en el debate nacional.

La acción participativa y constante de los ciudadanos en torno al correcto manejo de la administración pública permite un ámbito de progreso benéfico tanto para el Estado como para el propio régimen político.

Hay un desgaste del modelo actual de gobernabilidad, que aun con innegables aciertos, no cumple las expectativas de lo que requiere nuestra población. Por ello el Estado tiene una obligación positiva de gobernar bien, de escuchar y obedecer los reclamos del soberano.

No son los políticos, ni los funcionarios públicos, ni las organizaciones multinacionales que determinan el discurso político y el nivel de participación de los pueblos, en la toma de decisiones. Es el pueblo organizado y cohesionado que moldea su propio camino y el de sus gobernantes.

No hay una verdadera democracia donde exista una sociedad civil enclenque, inerte e inmutada ante los problemas estructurales de su propio entorno. Nuestra historia demuestra que cada vez que como sociedad buscamos un cambio real es posible alcanzarlo, ejemplos tenemos de más: el 4% para la educación es uno de ellos.