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CUIDADO CON UNA REFORMA JUDICIAL MENTIROSA

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

La nueva ola de reforma de la que habla el Procurador General de la República, Francisco Dominguez Brito, como antes lo había hecho el ex Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Jorge Subero Isa y Finjus es, sin dudas, una necesidad.

No podemos tener una justicia tan cara, inaccesible, de baja calidad y nuevamente con preocupantes muestras de corrupción. El aporte a la paz social del sistema de justicia está siendo seriamente cuestionado y con razón, porque está al borde del colapso.

Sin una justicia compuesta por hombres y mujeres íntegros, capaces y no sujetos a dictámenes políticos y agradecimientos, se puede llamar como se quiera, pero jamás podría hablarse del complejo sistema de instituciones creado al servicio de la civilización jurídica y la pacificación social.

Pero, cuidado! No creamos que el aumento del sistema normativo, su hipertrofia e inflación son la solución. Para solo hablar del sistema de justicia penal, la cantidad de leyes penales especiales que tenemos reflejan un estado desorganizado, capaz de producir acumulación normativa, sin que exista ni la estructura  ni las fuerzas necesarias, ni la voluntad política para hacerlas respetar. Esto es causa y consecuencia de una profunda crisis.

Otro riesgo reformador es querer avanzar en la seguridad ciudadana a través del Estado de seguridad, dejándonos impresionar por voces y grupos que se mueven por supuestos peligros, pero son indiferentes a las reglas o, peor aún, emiten sus opiniones para favorecer la protección de gestiones gubernamentales abrazadas a la corrupción, exigiendo, como afirma Sbriccoli, la aplicación inflexible sobre los chivos expiatorios de su sentimiento de inseguridad.

La administración de justicia y la seguridad ciudadana no pueden ser la obra de tonos exagerados, que buscan obtener respuestas milagrosas, antes que el accionar ético y jurídico continuo, que supere lo episódico y cuente con un trabajo largo, serio y tesonero, no fundado en la desinformación para tapar los antros de poder que quieren seguir cosechando primeras planas e influencias a costa de la verdadera reforma y seguridad. La reforma judicial no puede ser mentirosa. Hablemos en serio. Digamos la verdad.