Noticias

LA DNCD: ERMITAÑO INSTITUCIONAL.

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

 En varias oportunidades he abordado el tema de la isla en la que la DNCD desea continuar realizando sus labores investigativas y su lucha contra el narcotráfico y el lavado de activos.

La DNCD, y el poder que ello representa para quienes la han dirigido y aquellos que tienen un papel histórico con sus labores parecen haber vencido nuevamente la institucionalidad y los cambios que dicha entidad precisa. La lucha ciudadana ha sido en vano.

Con el proyecto de reforma institucional de la Policía Nacional esta entidad pasaba a depender del Ministerio Público, como debe ser. Siendo dueño el ministerio público de la investigación mal podría la DNCD continuar siendo un ermitaño institucional.

Sin hablar de otras razones, las legales y constitucionales son claras. Con el Código Procesal Penal adoptamos el modelo de la investigación en manos del ministerio público. Y por disposición constitucional (artículo 169) el Ministerio Público es quien dirige la investigación penal y ejerce la acción pública en representación de la sociedad.

Con ello no desaparece la DNCD, sino que su labor está al servicio del objeto de su trabajo: apoyar al ministerio público en la investigación y recolección de evidencias.

Se habla de la gravedad del crimen del narcotráfico. Pero, ¿no son también graves los de violencia intrafamiliar, de género, atracos seguidos de homicidio, asesinatos, etc.? Si son graves estos, entonces habrá que crear tantas agencias de investigación y persecución como tipo de criminalidad organizada y de toda naturaleza existan. ¿Para qué sirve entonces el Ministerio Público? Como pegas sellos del buen o mal trabajo de dichas agencias.

No entiendo por qué la DNCD quiere seguir siendo un chivo sin ley en el sistema judicial. Más aún, no comprendo cómo se ha cedido al autoritarismo y el menosprecio por la institucionalidad democrática que conduce a los ultraconservadores que están detrás de estos atrasos y retrocesos. Señor Presidente, Danilo Medina, aún hay tiempo para rectificar.