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Trump y República Dominicana

DSC_3036En términos geopolíticos Latinoamérica no representa una amenaza para los Estados Unidos de América (EE. UU.). Donald Trump, presidente electo de esa gran nación, ha anunciado que, una vez instalado en el cargo, llevará a cabo un gobierno que pondrá especial interés en la reformulación de los tratados de libre comercio bilaterales y multilaterales firmados por su país y establecerá políticas migratorias fuertes, que implican la deportación de ilegales del territorio estadounidense.

No creo que las buenas relaciones de nuestro país con EE. UU. cambien de manera significativa. La incertidumbre radica en qué tanto nos puedan afectar las nuevas políticas públicas y los cambios en el manejo de la nueva administración.

A pesar de vivir en la más grande economía del mundo, los estadounidenses tienen grandes desafíos sociales y económicos.

Están decepcionados de las élites políticas y cuestionan el concepto de globalización, en la medida que afecta la estabilidad económica y de desarrollo de la nación.

Esto no es nuevo, es una tendencia marcada en América Latina y Europa, como es el caso del Brexit, que fue el referéndum que marcó la salida de Reino Unido de Inglaterra de la Unión Europea.

Con mayoría republicana tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, el congreso norteamericano probablemente se enfoque, entre otros prioritarios, en temas de inmigración ilegal, atención de la salud, educación, seguridad, economía e intercambio comercial internacional.

EE. UU. siempre ha tenido la capacidad de adaptarse a los tiempos. Las pasadas elecciones han demostrado que, aun en medio de divisiones ideológicas, la democracia puede salir victoriosa.

Asimismo, el discurso conciliatorio post elecciones de Trump ha generado un ambiente de transición pacífica del poder.

La República Dominicana tiene grandes retos. Debemos fortalecer nuestras relaciones con EE. UU., principal socio comercial nuestro.

Es difícil que con el manto racista, megalómano, violento y ultranacionalista de Trump se pueda pensar en relaciones armoniosas entre las dos naciones.

Sin embargo, la sólida base institucional y el funcionamiento efectivo del sistema de pesos y contrapesos en EE. UU. frenarán la intolerencia, la arbitrariedad, los abusos y los excesos Trumpianos presagiados y permitirá que discutamos con inteligencia mejores beneficios para nosotros nuestras relaciones migratorias, comerciales y financieras con los EE. UU.