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Contrabando y falsificaciones

DSC_3036Con frecuencia son arrestadas personas vinculadas al contrabando de cigarrillos, bebidas alcohólicas, medicinas y otros productos de gran valor económico.

Reconocidos cigarrillos, wiskys y medicamentos son falsificados y contrabandeados, generándose un mercado ilícito que afecta los ingresos fiscales, la economía de las empresas que tributan, la sana competencia y la salud con las consecuentes violaciones a diversas leyes como la del Régimen de Aduanas y la General de Salud.

Por ser vicios y, por lo tanto, perjudiciales para la salud, para desincentivar el consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas y por ser productos de casi automático gravamen impositivo, el Estado recurre con relativa frecuencia a incrementar sus ingresos fiscales aumentando el impuesto selectivo a su consumo. Pero lo que en principio parecía pertinente ha provocado contrabando, falsificación y evasión fiscal, con el perjuicio de los consumidores, el Estado y la población en general.

Lo peor es que se hay una cultura de ilegalidad e informalidad en muchos sectores de la economía que promueven el engaño a las autoridades con fines de no pagar las tasas impositivas aplicables o de llevar al mercado productos de dudosa o bajísima calidad.

Los mercados ilegales tienen que ver directamente con la salud pública, el fraude, la alteración de los precios reales del mercado formal y de aquellos empresarios que pagan sus impuestos de manera transparente.

Para solo citar un producto, la producción de cigarrillos ha disminuido y las recaudaciones por dicho concepto han bajado un 5.9 %, por el desplome en el sector.

Diversas razones se le atribuyen, siendo una de las principales el contrabando.

Un país que solicita servicios públicos de calidad y un Estado responsable y eficiente no pueden permitir estos vicios en la economía, pues afectan las recaudaciones y con ello las aspiraciones de la sociedad por un mejor país.

El contrabando y la falsificación generan evasión, clandestinidad y vulneración a las leyes.

De ahí que deban ser redoblados los esfuerzos para combatir sin tregua el contrabando y la evasión en todas sus manifestaciones y persiguiendo, acusando y sancionando, sin parar mientes, a quienes se burlan de las autoridades aduanales e impositivas o pagan a estas para compartir el pastel que deja la corrupción.