Tácticas para perder batalla de la corrupción
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
Mucho se habla y poco se hace en la lucha contra la corrupción. Peor, cuando se hace, como la gestiona actualmente el Departamento de Persecución contra la corrupción (DPCA), se realiza con los ojos cerrados a la gran corrupción denunciada.
El DPCA no ve ni oye ni entiende cuando se trata de la corrupción más grave. El DPCA todavía no sabe que el caso SunLand es uno de los casos gravísimos de corrupción de los gobiernos de Leonel Fernández. El DPCA ignora que existe Félix Bautista, estrechamente vinculado al presidente de la República – el mismo del caso SunLand – señalado como ligado a actos y conductas de corrupción de gran calado.
El país, menos el DPCA, se enteró de las denuncias de corrupción en contra de Radhamés Segura, cuando estaba al frente de la CDEEE, y de Euclides Gutiérres Felix, al frente de la Superintendencia de Seguros. El DPCA se ha quedado ciego, sordo y mudo ante los casos de altos funcionarios del gobierno que administran la mayor parte de los recursos de presupuesto y que no pueden justificar el origen de sus riquezas.
El DPCA no existe. Sus puertas sólo se abren para ocultar con el humo el fuego candente de la rampante corrupción que se pasea en yates, aviones, helicópteros, vehículos de lujo, casas paradisíacas, juergas y cuentas bancarias engrosadas a costa del erario.
Para “luchar” contra la corrupción el DPCA todo lo que hace es emplear las tácticas y estrategias propias del que no cree en la institucionalidad y del que lucha para perder la batalla.
El DPCA ve con buenos ojos la corrupción del gobierno actual. Esta corrupción no es destructiva para el DPCA. La represión es esencial en la estrategia contra la gravísima corrupción que nos afecta. De esto no está enterado el DPCA, ni de que el ataque a la corrupción es la mejor inversión que se puede hacer en el país.