Sin voluntad no hay desarrollo
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
Creo que estamos de acuerdo en que necesitamos un nuevo modelo de desarrollo. Quizás estemos contestes en que para que el país salga del subdesarrollo y alcance su modernización se precisa de un cambio estructural del sistema socioeconómico. En lo que, sin tardanza, debemos ponernos de acuerdo es en quererlo, en poner todas nuestras voluntades al servicio de ese objetivo inaplazable.
Si nos pusimos de acuerdo para producir una estrategia nacional de desarrollo, esto apenas es el comienzo. Para que el desarrollo sea posible necesitamos quererlo. Esta es la tarea pendiente. Querer el desarrollo es entrar en comunión con la voluntad, ser capaces de ponernos de acuerdo para la acción, para el trabajo tesonero y constante. Determinación política, acción ciudadana y gestión de calidad, acompañadas de la construcción de capacidades institucionales y humanas son imprescindibles. No podemos seguir deseando. El deseo es solo anhelo, aspiración, porque carece de la voluntad para alcanzar los objetivos planteados.
Una vez tengamos la voluntad, responsables, actividades, proyectos, tiempos e indicadores de cumplimiento, tomemos la decisión del modelo de desarrollo que más nos permite avanzar en la agenda del desarrollo. Estamos harto rezagados en relación con otros países, incluso con condiciones menos favorables. Pongámosle el turbo al desarrollo, con un enfoque renovado de inclusión y de igualdad, asignaturas aún pendientes en nuestro país.
Presidente Danilo Medina, como líder de la nación, su impronta marcará la diferencia. Su voluntad y la de todos harán posible iniciar con la concreción de los acuerdos que nos permitan vencer el estancamiento estructural en el que nos encontramos, solo con algunas muestras de avances.
Lo primero, ponernos de acuerdo en que estamos atrasados, reconocer nuestra realidad, sinceramente, para lo cual no hay que hacer ningún estudio. Están ahí los diagnósticos. Le propongo que iniciemos con el pacto ético: queremos el desarrollo y a seguidas elijamos el modelo. El que se produce por el propio comportamiento del mercado o el de la fase creadora, orientadora y planificada. El que nos conduzca a puerto seguro. Lo de la Barrick Gold y otras decisiones suyas nos alienta, pero ya debimos arrancar. El país y la historia habrán de reconocérselo. Permítanos recobrar la confianza en que podemos hacerlo.