Devotos arrepentidos
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
Max Eastman y James Bergman, quienes fueran miembros militantes de la llamada izquierda del Green Village, defensores a ultranza del liberalismo norteamericano y quienes se convirtieron en fervientes defensores del comunismo, terminaron siendo dos de los más despiadados y encarnizados intelectuales propulsores de la muerte del comunismo y de la potencial hegemonía política de las ideas liberales. Su conversión al capitalismo más conservador los sitúa entre los más connotados apostatas arrepentidos.
Los casos citados se repiten a lo largo de toda la historia de la humanidad y ello ni es bueno ni es malo. Solo son datos que pueden ser tenidos en cuenta para demostrar, por un lado, la evolución del pensamiento humano o las traiciones a ideales y principios que en muchos casos han costado hasta la vida de mucha gente.
En nuestro caso no es extraño ver a diario como personas que han predicado a lo largo de sus vidas públicas la vinculación y defensa a valores democráticos, a la hora de tener el poder de decisión, se convierten en pequeños dictadores o en grandes defensores y hacedores de maniobras claramente dirigidas a escamotear lo poco de democracia efectiva alcanzada en nuestro país y con ello, incluso arrasar con los derechos fundamentales.
De hecho, ascetas de la democracia formal han pasado a ser conversadores empedernidos o auspiciadores de las más diversas formas de autoritarismo radical. Predicar la democracia es un compromiso con su práctica, principios y valores. Es creer en los derechos humanos, en el poder de la gente, en la necesidad de su consentimiento más allá del momento electoral. Es una constante de gobierno de todas las instituciones del Estado, desde el Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Tribunal Constitucional, entre otras.
¿Cuántos podrían ser los devotos arrepentidos de haber promovido, dar su vida incluso, por superar la dictadura, la masacre, la violación a los derechos fundamentales, a la desigualidad, a la discriminación…si el gobierno de la nación, en sus diversas instancias, no practica la democracia integral? No sumemos más fieles herejes. Los necesitamos a todos.