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#RepublicaDominicanadebate

DSC_3033Un voto bien informado. Eso es lo que vale en términos de participación política en las próximas elecciones. Es el derecho de todos a conocer de las propuestas presidenciales y las demás, más allá de las estrategias publicitarias de campaña.

Lo ideal es el sometimiento al escrutinio público de los candidatos, con anterioridad a las elecciones de 2016. Según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), la gran mayoría de los países Latinoamericanos han podido organizar debates presidenciales, exceptuando la República Dominicana y Argentina.

La práctica de realizar debates presidenciales y de otros candidatos alrededor del mundo es común. Son las sociedades encaminadas a fortalecer su democracia e incentivar una participación ciudadana responsable y efectiva las que adoptan herramientas de fomento al desarrollo del debate político. Es necesario que la población participe y tome las decisiones trascendentes del país, en base a conocimiento y no por hambre. Por convencimiento y no por dinero.

Los candidatos tienen el derecho y el deber de exponer sus propuestas con fines de enriquecer el debate público. Lo que se busca es determinar quién es la persona idónea para ser Presidente, senador, diputado, alcalde o regidor. Ganará quien convenza y pueda dar mejores razones para sustentar su proyecto político. También la ciudadanía tiene derecho a dejarse convencer.

Estos cargos, y sobre todo el de la Presidencia, requieren de una deliberación pública minuciosa. Es el cambio a una cultura de participación ciudadana que forme parte activa del debate político, un pueblo cuyo sufragio se fundamente en el conocimiento y que además se mantenga vigilante de las actuaciones del Gobierno, lo que formará una cultura de sometimiento de la autoridad pública a los intereses del pueblo.

Para muchos los debates no inciden en los resultados electorales. Otros apuestan a acelerar o desacelerar el crecimiento en simpatías hacia un candidato.

Pero lo que realmente importa políticamente es llegar al poder y lo que nos preocupa es tomar la mejor decisión al momento de las elecciones. Una oportunidad para comprometer a los ciudadanos y a los candidatos.

Elevar el debate político nacional es el reto. Dejemos atrás la farándula política y la política de poco contenido.