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El silencio de Danilo

DSC_3033Res, non verba. Hechos, no palabras, reza el aforismo latino. El presidente de la República, Danilo Medina, ha sido criticado por casi no tener contacto con el pueblo a través de los medios masivos.

Él prefiere que sus acciones hablen por él, según lo que se sabe y lo que sus funcionarios han expresado en varias ocasiones.

La realidad es que un buen gobierno debe comunicar bien. Gran parte de la labor de gobernar es mantener bien informada a la población de todas las ejecuciones de políticas públicas y las decisiones que se toman desde el Gobierno.

El principio de transparencia gubernamental y el derecho de la población a estar debidamente informada de los avances y sucesos que acontecen en el Estado, obligan al Gobierno a dar detalles de todo su accionar.

Es cierto que un Presidente no gobierna solo, sino que delega responsabilidades en otras personas, que deben mantener a la población informada de sus planes, proyectos y ejecutorias. Por lo que un Presidente no debe hablar todo el tiempo, pero tampoco callar.

La estrategia de comunicación seguida por Danilo Medina es que el silencio es más elocuente que las palabras y que sus obras hablan por él. Esta política de comunicación contrasta con la comunicación particular que tiene el Presidente con determinados sectores a través de sus visitas sorpresas.

La realidad de un gobernante no se reduce a sus acciones concretas. La población necesita estar segura de que mantiene una posición de liderazgo dentro de su gobierno, que unifica y manda, siguiendo una agenda y estrategia general claramente definidas.

Es en boca del Presidente/líder que el pueblo necesita escuchar los mensajes importantes del gobierno.

No es suficiente con dejar que su estructura de comunicación y sus funcionarios sean eficientes en hacerlo.

El pueblo requiere en muchas situaciones la confianza que el Presidente transmite y la tranquilidad de que sigue una agenda coherente de gobierno.

En estos tiempos de grandes retos para el presidente Medina y su gobierno, el silencio se puede convertir en ruido, por las distorsiones que se generan alrededor de informaciones truncas, particulares o no servidas. No bastan las obras. El pueblo debe saber por qué, para qué y con qué, señor Presidente.