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Policía Criminal en Serio

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

En los pasados 15 años la tasa de criminalidad no decreció, sino que se mantuvo igual o se incrementó, según los informes de la Procuraduría General de la República (PGG) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A pesar de esa realidad, en su discurso del pasado 27 de Febrero el presidente de la República, Danilo Medina, informó que la tasa de homicidios bajó durante el año 2013 (de 24 a 20 por cada 100 mil habitantes) y que desde enero ha disminuido más (17 por cada 100 mil habitantes).

En 2012 República Dominicana aparecía en el cuarto lugar en un listado sobre tasa de delincuencia entre países centroamericanos, según CID Gallup Latinoamérica. Además, varios estudios regionales, como el publicado en junio de 2013 por el Índice de Paz Global, situaban al país como uno de los más violentos y con mayor tasa de homicidios.

El propio Observatorio de Seguridad Ciudadana de la República Dominicana, dependiente del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana que coordina el Ministerio de Interior y Policía, indicó que el número de muertes violentas intencionales y no intencionales registradas en el país se incrementaron un dos por ciento en los primeros seis meses de 2013.

En cualquier caso, a pesar de las crecientes muertes por encargo, que disparan los niveles de percepción de inseguridad ciudadana, algo está pasando que la tasa de criminalidad ha bajado o ha crecido muy poco.

¿No será ello resultado de las respuestas del gobierno a problemas estructurales, como la educación, redistribución de riquezas y reforma penitenciaria? Con el 4% a la educación, el apoyo a las Mypymes y el fortalecimiento y expansión del nuevo modelo carcelario se da respuesta real, contundente y eficaz a la criminalidad.

Evitemos los placebos políticos, las medidas retóricas y de resonancia mediática, como la modificación del Código Procesal Penal y el incremento de la pena, llevándose de encuentro derechos a costa de una ilusoria eficiencia, que procuran esconder la ineficiencia e ineficacia de los operadores del sistema de justicia, particularmente de los órganos de investigación y persecución, como la Policía Nacional y demás agencias de seguridad, que perviven en el caos institucional y están preñadas de miserias salariales, institucionales y de corrupción.

Hablemos en serio (como la canción interpretada por la eterna Sonia Silvestre, autoría de Roberto Carlos) de las decisiones político institucionales que deben emprenderse y fortalecerse para enfrentar el fenómeno criminal.