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Loma Miranda: medioambientelismo, capitalismo e ideología.

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

Cuando el Presidente de la República devolvió con observaciones la ley que declara área protegida Loma Miranda, dejó ver que detrás de este problema nacional hay consideraciones ideológicas. “No me considero adherido ni al fundamentalismo ambientalista ni al capitalismo minero salvaje”, sostuvo el mandatario.

Vemos dos posiciones antagónicas que se sitúan en distintos niveles, que por el grado de radicalismo parecen irreconciliables. Unos amenazan -y lo hacen- con cerrar sus operaciones en el país si no se otorgan los permisos para la explotación y otros se cierran a toda posibilidad de explotación de dichos recursos naturales. Pero ambos no se abren a una profunda, plural y científica discusión que vaya más allá del otorgamiento a ciegas de los permisos y de la oposición a la explotación.

Si no se garantiza la explotación minera el capital económico se va del país, con la consiguiente pérdida de empleos y de recursos para el Estado. Si no se declara Loma Miranda parque nacional se hunde la isla. Son dos posturas muy radicales y con olor a ideología.

Los grupos de defensa y protección del medio ambiente, los expertos, las instituciones populares, las iglesias, los legisladores, el Poder Ejecutivo, los políticos en general y quienes se han venido incorporando a este fenómeno social de una mayor conciencia y sensibilización en los temas  de medio ambiente, degradación de los recursos naturales, áreas protegidas y evaluación de impacto ambiental, entre otros, deben procurar despojarse de las hipersensibilidades ideológicas que pueden alejar la discusión sabia y el diálogo franco y productivo.

Ni se puede llegar al extremo de la extorción del capital ni al llamado de insurrección o desobediencia civil, para condicionar una decisión de Estado que, en todo caso, tiene la sagrada obligación de ponderar sabiamente y más allá de las posiciones ideológicas, los mayores beneficios que se producirían a favor de la población.

Este tema de Loma Miranda merece la atención inmediata de los cientistas sociales, profesionales, políticos y de la sociedad civil en capacidad de dar respuesta a un fenómeno que ha estado marcado por el involucramiento de los más diversos niveles de la realidad social: lo biológico y lo cultural; lo individual y lo colectivo; lo político, lo económico, lo jurídico; los procesos de socialización y lo ideológico. Esto adquiere mayor peso por la grave degradación de muchos de nuestros recursos naturales, pero más que todo por la conciencia masiva de esta degradación, así como por la necesidad de desarrollo sostenible.

Debemos ser capaces de superar las cerrazones, tanto del capitalismo salvaje o primitivo (Juan Pablo II), para pasar al capitalismo socialmente responsable, como del medioambientalismo fundamentalista, para arribar a ambientalistas exigentes con las condiciones estructurales y mecanismos que permitan, en los casos que decida el Estado (y en él la ciudadanía), ponderar la posibilidad de que se exploten con éxito nuestros recursos naturales.