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Civilidad, pero con transparencia

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

El  que los candidatos firmen un pacto de civilidad, comprometiéndose a no incitar a la violencia, a mantener una campaña de respeto mutuo, dirigida a dar a conocer sus propuestas de gobierno, es útil y necesario. Ellos deben mantener niveles de moderación en el lenguaje, evitar choques indeseados y descontrol entre seguidores, para que, acontecimientos como la muerte de un simpatizante ocurrido en Espaillat, no sigan enluteciendo a la familia dominicana.

Pero, ello no puede ser a costa del ocultamiento del temperamento, carácter, nivel ético, ideología, valores y principios de los candidatos, sus compromisos reales con el cambio, sus experiencias, privadas y públicas, su pragmatismo, sus visiones del mundo, sus buenas o malas gestiones en lo público, sus fuentes de financiamiento, y, en fin, lo que harían, cómo actuarían, con qué fines y con quiénes lo harían, de ser favorecidos con el voto.

Necesitamos conocer todo de los candidatos, aunque sea hiriente, pues han elegido la exposición y fiscalización públicas. No se puede ocultar su real voluntad y compromiso con una buena gestión de gobierno, la lucha contra la corrupción, a qué señores sirven, si a Don Dinero, a intereses particulares o al interés general. Ello es mandatorio para determinar la orientación del voto de quienes no seguimos, como borregos y con los ojos vendados, a los candidatos.

El votante debe saber con quienes andan los candidatos, de quienes reciben recursos, si la publicidad gubernamental está al servicio de determinados candidatos y con qué propósitos gobernarán. Quien no esté preparado para aceptarlo y se conozca su vida y conducta, cuando ha elegido la vida pública y la de mayor responsabilidad, que se dedique a la vida contemplativa, o a la producción de riquezas privadamente. En democracia se quiere y se debe saber, para poder elegir y para hacerlo bien. Lo contrario es hipocresía.