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Carta a un juez

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

A propósito del pronunciamiento reciente del Dr. Mariano Germán Mejía, presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), de que la Justicia estaba en su mejor momento, para no entrar en esta entrega en las consideraciones sobre el verdadero diagnóstico de la Justicia, preferí hacer una carta innominada a un juez, para que los jueces y la comunidad jurídica podamos evaluar con objetividad la situación actual de la Justicia.

Amigo juez: la labor de los jueces es muy delicada. Ustedes deben atender con idoneidad los casos sometidos a su escrutinio. Hecha por ustedes los jueces tiene un peso y trascendencia particular.

Los jueces no pueden ser ni veletas de las brisas ciudadanas y políticas ni hacedores exclusivos de política criminal, que compete más al Ministerio Público.

Deseo felicitarlo si con cada decisión demuestra la firmeza con la que debe actuar todo juez, con su correlato de compromiso ético y, además si comunica con facilidad y con profundidad el contenido de sus sentencias y resoluciones.

A pesar de ser un tema objeto de muchas discusiones, ustedes hacen política criminal cuando, verbi gratia, deciden sobre un caso en materia penal.

El disuasivo general de la población, como parte de la política prevencional, es un acto de gobierno judicial, que tiene incidencia innegable en toda política criminal, de ahí que tampoco pueden los jueces cerrar sus oídos a la población y sobre todo a la realidad, fuente nutricia del sentido común y de la puesta al día, para que la interpretación judicial esté conforme con la norma y en correspondencia con la vida de hoy.

La otra dimensión a abordar, querido magistrado, es la de si el papel de los jueces es el de aplicar el derecho o la justicia o ambas cosas a la vez, al tiempo de tener el oído puesto en las aspiraciones ciudadanas, sin que por ello tengan que desdibujar su sagrado rol.

Los jueces no pueden ser asépticos, aplican el derecho, pero donde el derecho no alcance, habrán de aplicar la justicia, pero teniendo en cuenta que esta se aplica como respuesta ciudadana de pacificación social, labor tan trascendente como los dioses mismos.

En un posterior artículo evaluaremos si la labor general del Poder Judicial se corresponde con estos presupuestos.