Noticias

Sin competividad no hay desarrollo

En la primera sesión del pleno y del consejo consultivo del Consejo Nacional de Competitividad fue presentada la Estrategia Dominicana Competitiva. Está compuesta de nuevas acciones dirigidas a dinamizar los sectores productivos e incidir en los índices mundiales de competitividad, a través de cuatro pilares: 1) facilitación comercial y formalización, 2) exportaciones y productividad; 3) innovación y, 4) más empleo.

Esto coincide con el lanzamiento del Informe Especial Instituciones y Competitividad: Resultados de Índice Global de Competitividad para República Dominicana, auspiciado por la PUCMM y el PED.

La productividad es parte fundamental de la economía. En el corto y largo plazo influye directamente en la calidad de vida de todos. Si tenemos instituciones públicas y privadas eficientes, transparentes e inclusivas gozaremos de mayor bienestar social y económico.

No vivimos aislados. Somos parte del comercio internacional. Diariamente hacemos transacciones con diversos países, lo que influye en nuestras importaciones, el mercado nacional y la balanza comercial.

Nuestra productividad depende de que tan competitivas son nuestras instituciones, que tan seguro es el ambiente para generar riquezas y nuestra habilidad para aumentar los recursos que van a las manos de nuestros trabajadores (Krugman).

Los países más competitivos del mundo (Suiza, Singapur y Estados Unidos) garantizan seguridad ciudadana, predictibilidad de las decisiones judiciales, bajos niveles de corrupción y fuerza laboral capacitada (Índice de Competitividad Global 2017).

Aun con avances en políticas públicas y reformas institucionales, la República Dominicana ocupa los últimos lugares en varios indicadores. De 114 países ocupamos el puesto 81 en seguridad jurídica y respeto del derecho de propiedad, por las debilidades del Poder Judicial y la vulnerabilidad de las decisiones de la administración por favoritismos e intereses espurios. 99 países están mejor posicionados que nosotros en el desempeño de las instituciones públicas. En corrupción y seguridad ciudadana ocupamos los puestos 112 y 94, respectivamente.

Nuestra economía tiene el puesto 103 en competitividad de las instituciones privadas. ¿Sorpresa? No. Pero no podemos continuar con un desarrollo desigual, con poca innovación en los medios de producción y un Estado aun ineficiente y algo indiferente con la impunidad,  que son problemas nacionales que amenazan el desarrollo sostenible.