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Presupuesto para salud y reforma fiscal

Escrito por: Carlos R. Salcedo C.

En cualquiera de sus definiciones el presupuesto general de la nación debe ser un plan de acción de gasto y un instrumento para cumplir los planes y programas de desarrollo económico y social, lo que se debe traducir en la distribución de la riqueza del país en los rubros que hacen posible ese desarrollo. De ahí que sectores y áreas de la sociedad, como la agropecuaria, el turismo, la tecnología y el gasto social, deben ser alcanzados por el presupuesto.

Ahora que ha resurgido la necesidad de revisión del presupuesto como medio para el logro de objetivos del ingreso estatal, cabe preguntarse si con la composición del presupuesto para el 2015 se estarían cumpliendo los objetivos mínimos para la solución de las necesidades básicas de salud, educación, saneamiento ambiental, agua potable, vivienda y las tendientes al bienestar general y al mejoramiento de la calidad de vida de la población.

Sabemos de las limitaciones que tiene el país, por la alta nómina pública, el servicio de la deuda pública, tanto interna como externa. De igual forma no se debe dejar de lado el compromiso hecho realidad del actual gobierno de apostar la mayor parte de sus recursos a la educación. Pero, teniendo en cuenta el cronograma de ejecución del presupuesto de las diferentes dependencias del Estado quizás no se realice en su totalidad.  Sería desalentador que no se cumpla con la meta trazada, pero peor sería si no se decide ahora la asignación inmediata de parte de esos recursos a la salud, cuya desnudez no puede ser más dramática.

Los constreñimientos, producto de nuestras limitaciones y la capacidad de recaudación del Estado, así como los porcentajes asignados con justeza a Educación, no pueden constituirse en frenos irremediables para cumplir mínimamente con el deber del Estado de preservar y promover la salud pública, como derecho fundamental, que al igual que el de la educación, amerita la atención indeclinable del Estado. De todas formas, hay que decir el gobierno no podrá nunca cubrir las necesidades nacionales sin una profunda reforma fiscal. Lo demás son placebos. Pongámonos de acuerdo. Con la alta valoración del Presidente Medina y la buena voluntad de todos los sectores nacionales, estamos en el momento más oportuno.