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Por la vía democrática

El “manifiesto ciudadano”, leído el pasado domingo en el parque La Lira, suscrito por más de doscientas personas, es una demostración del funcionamiento del sistema de libertades que garantiza la Constitución de la República.

Tanto que en el documento piden, no solo enjuiciar al presidente Medina, sino también suprimir el actual período constitucional, desmontar las altas cortes, la Cámara de Cuentas y la Junta Central Electoral como promover una constituyente ciudadana elegida por voto popular y una ley de independencia del Ministerio Público.

El grupo presentó incluso una propuesta política de nueve puntos, “orientada hacia la transformación integral del sistema de dominación y control que mantienen Danilo Medina y el PLD”, sin que ello implicara la desaparición, tortura, muerte y exilio de ninguno de los manifestantes, como sí ocurría en tiempos dictatoriales.

Se habla de crisis institucional, porque, entre otros elementos, se advierte una alta concentración del poder, que deriva generalmente en arbitrariedades. Muchos piensan que el gobierno de la gente, por y para la gente (Lincoln) ha pasado a ser un Estado ineficiente, altamente burocratizado con servicios públicos de baja calidad y una estructura de corrupción que desvía los fondos públicos a las manos de unos pocos. Esto evita que los beneficios lleguen a toda la población.

Los métodos democráticos no son perfectos, pero son los normativamente previstos. Es cierto que debemos fortalecer la estructura de participación ciudadana en las decisiones importantes de la nación. Comenzando con la ley de partidos políticos y un régimen electoral garante del mejor funcionamiento del sistema de partidos y la participación igualitaria en los procesos electorales internos y externos.

Los manifestantes tienen el derecho de propiciar un cambio para mejorar, pero arrasar con los instrumentos democráticos en lugar de consolidarlos debilita las instituciones y abre las puertas a liderazgos de impensables consecuencias. No olvidemos que con el voto mayoritario este pueblo fue capaz de salir de los fatídicos doce años de Balaguer, con su estela de corrupción, “fuerzas incontrolables” y más de 3,000 dominicanos asesinados.

No es necesario generar cambios extraordinarios para obtener los mejores resultados. Es responsabilidad de los actores políticos y líderes empresariales hacer mejor su labor cada día reduciendo las prácticas desdeñables que afectan el avance del país (Warren Buffett), pero por la vía democrática.