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Mayo pasará

Somos una sociedad altamente politizada, por lo menos en lo que respecta a las discusiones sobre el acceso al poder, dado que en otros temas de carácter ideológico, tristemente, ya no se debaten con la constancia e insistencia que debería. Y precisamente, por ser ésta una característica de nuestra sociedad, las elecciones, sean locales o presidenciales, suponen una agitación colosal en todos los rincones del país, trastocando nuestros círculos y nuestras cotidianidades.

Quiero utilizar este espacio para hacer una reflexión ciudadana y apelar a los militantes de los partidos políticos y a la ciudadanía, a mantener la moderación y la sobriedad durante lo que resta de este proceso electoral.

Después de mayo, la vida sigue. No vale la pena lastimar al otro porque no esté de acuerdo con la posición que se defiende. No tiene sentido procurar el fin por cualquier medio, rompiendo los lazos afectivos, las lealtades y la confianza que se tiene y que se han labrado durante años.

Mayo pasará y cada quien, al margen del resultado electoral, volverá a sus luchas, seguirá sus causas, retornará a su vida cotidiana y seguiremos padeciendo los mismos problemas que actualmente nos afectan, porque no se resolverán en un pestañeo. La vida no se detiene y carece de sentido apostarlo todo por resultados que ni siquiera dependen de la propia voluntad sino de la popular.

No llevemos las discusiones a niveles personales ni mucho menos hagamos daño al otro. Tampoco pongamos en riesgo nuestras vidas ni la de los demás. Tristemente, cada año electoral hay muertos de campaña y vidas destrozadas

Cuando mayo pase, seguiremos siendo personas y volveremos a nuestra cotidianidad. Pensemos bien antes de proferir discursos ofensivos en nuestros círculos más cercanos. El otro no tiene que estar de acuerdo con nuestras posiciones ni nuestras defensas. No actuemos impulsivamente y mantengamos la cordura aún en las situaciones políticas más adversas.

No llevemos las discusiones a niveles personales ni mucho menos hagamos daño al otro. Tampoco pongamos en riesgo nuestras vidas ni la de los demás. Tristemente, cada año electoral hay muertos de campaña y vidas destrozadas. Evitemos las imprudencias, la vida no termina con las elecciones.

Hagamos nuestro trabajo con la misma dedicación y empeño que solemos hacerlo, exijamos una contienda electoral como nuestras ideas procuran, apoyemos a quienes entendemos que pueden darle un mejor presente y futuro al país. No dejemos de hacer nuestro ejercicio ciudadano, o militante en algunos casos, pero siempre manteniendo la cordura.

Al final, este mayo pasará y la vida seguirá su agitado y acostumbrado curso.