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Innovación y desarrollo

DSC_3033Hoy nadie discute el papel estelar de la innovación en el aumento de la productividad en las economías. Pero necesitamos cambiar el enfoque: reconocer la relación de los avances científicos y tecnológicos con la elevación de la calidad de vida.

Para tener nuevas maneras de producir bienes y servicios hay que fomentar programas de investigación y desarrollo.

Las estrategias deben dirigirse a las áreas que generen empleos productivos, mejoramiento de los servicios sociales del Estado y modernización de los procesos administrativos, fortaleciendo los sistemas estatales de innovación.

Corea del Sur tiene la economía más innovadora del mundo (BloombergInnovationIndex 2016), exhibiendo empleos de calidad y mayor igualdad social. Por ello quienes diseñan y ejecutan las políticas públicas deben liderar el camino hacia una economía estable, cuyo crecimiento beneficie a todos por igual, siendo el principal eje estratégico la innovación.

Grandes potencias mundiales no están siquiera en la lista de las diez economías más innovadoras, como es el caso de China, pues copian avances de otros y maximizan sus efectos creando puestos de trabajo, pero de baja calidad. Sus metas de crecimiento están alejadas del bienestar social común y del desarrollo productivo.

Una economía como la dominicana no puede competir con la mano de obra barata china ni con los grandes avances tecnológicos en Japón y de desarrollo mediante la innovación en países europeos y asiáticos. Aparte de Estados Unidos y Canadá, Argentina es el único país del hemisferio occidental que figura en la lista de las economías más innovadoras del mundo.

Bajos niveles de desigualdad están relacionados con altos niveles de innovación. Un desempeño eficiente e igualitario de la economía está relacionado con la innovación, como lo muestran gran parte de los países de Europa central.

Seis de los diez países más innovadores del mundo son europeos y tres de ellos tienen los niveles de igualdad y crecimiento productivo más elevados del mundo. Tienen en común bajos niveles pobreza (Finlandia, Dinamarca, Suecia).

Si queremos en República Dominicana empleos de calidad, una sociedad más igualitaria y un país desarrollado debemos enfocarnos en la innovación, rompiendo el círculo vicioso del crecimiento a costa de bajos salarios y de una desigualdad insostenible y aberrante.