El negocio de la pobreza
Escrito por: Carlos R. Salcedo C.
La pobreza ha sido la excusa más empleada por los candidatos a cargos electivos, sobre todo, a dirigir los destinos del país, para obtener en los certámenes electorales el apoyo de las grandes mayorías.
Por los resultados electorales generalmente ha sido una buena toma y daca: yo te garantizo una dadiva y tú el voto. ¿De qué sirve el ejercicio de una soberanía, cuando las elecciones son apenas un momento de la vida democrática, se excluye a la población de las decisiones y se la tiene mayoritariamente sumida en la ignorancia y el hambre? ¿Puede ser consciente un voto desinformado?
En su discurso este pasado miércoles, ante la 37va. Asamblea General de la Unesco, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostuvo que el orden mundial es injusto e inmoral. Y es que no solo el capital, sobre todo de índole financiero, en lugar de servir a los fines del desarrollo, se invierte contra los seres humanos. A estos propósitos muchos de nuestros gobiernos se han sumado para garantizar permanencia y no alterar el estado actual de las cosas.
La combinación de estos dos elementos nos ubica entre los países de menor desarrollo humano de la región y del mundo, lo que resulta insostenible y peligroso para la pervivencia del sistema democrático, por el vaciamiento, en la práctica, de sus contenidos esenciales. Se necesita menos caridad estatal y privada y más justicia. Te recomendamos probar nuestros casinos seguros en linea con grandes bonos para ti de nuestros amigos.
Las grandes transformaciones que requiere nuestro país ameritan de gobernantes, empresarios, comerciantes y población conscientes. Se necesitan ciudadanos que no se dejen arrastrar como clientes de un mercado dominado inmisericordemente por el capital y que negocia con la pobreza y por gobiernos débiles frente a la más cruel de las pobrezas: la ignorancia.
Los pactos por la educación, el fiscal y el eléctrico, pero sobre todo el moral no esperan. Presidente Danilo Medina, ya se ha iniciado con el educativo, sigamos ejecutándolo, pero hay que emprender con determinación –como lo viene demostrando- las otras tareas.
De no hacerse la pobreza seguirá siendo un negocio para políticos y empresarios, quienes muestran cifras de crecimiento sin impacto en la reducción de la pobreza. De esa manera no habrá nunca desarrollo sostenible. Y este no es posible cuando se cuenta únicamente con el capital económico y político, pero se ignora al ser humano.