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Delincuencia y soluciones milagrosas

DSC_3036Los estudios y recomendaciones concernientes a la seguridad ciudadana en República Dominicana son muchos. Pero la correcta puesta en marcha de un plan amerita una profunda reflexión, diseño y uso de las estadísticas para no actuar a tontas y a locas.

Es preciso reforzar el Observatorio de Seguridad Ciudadana, para que las informaciones recabadas sean lo más confiables, útiles y completas posibles, producto de su correcta captación, sistematización y entrega.

Para superar las limitaciones actuales es necesario que los actores del sistema cumplan con la entrega a tiempo para su pronto y confiable análisis y sirvan para implementar eficiente y eficazmente las políticas de seguridad ciudadana.

Es cierto que son insuficientes o inexactas algunas informaciones y estadísticas, pero esto no impide que puedan ser establecidos los ejes de dichas políticas públicas. No olvidemos que esta es la principal preocupación de la población, además de que somos percibidos internacionalmente dentro de la escala de países con mayor percepción de inseguridad (Gallup 2016).

Las mesas, comisiones y planes creados deben ser aplicados de manera integral y con visión institucional. Las soluciones milagrosas y cortoplacistas, como reacción a picos de criminalidad o a actos delincuenciales estremecedores –John Percival Matos, v.g-, no bastan para detener la violencia, atracos y crímenes de sangre.

Sin que sea despreciable, el problema no se resuelve con la militarización de las calles, que es la expresión de un sistema que no aguanta más y que por experiencia en la región latinoamericana genera mayor incertidumbre.

Organicemos el Estado primero internamente, que todas las instituciones trabajen planificada y coordinadamente, asumiendo metas alcanzables y con plazos.

Los responsables de la política preventiva y criminal deben dirigir sus esfuerzos a recuperar la tranquilidad del país, creando las condiciones para que los comportamientos delictivos disminuyan a su mínima expresión.

Es problema es complejo. No hay soluciones milagrosas.

Deben correr concurrentemente dos objetivos: el fortalecimiento institucional, para que las instituciones dedicadas a la prevención del delito y de la violencia –Ministerio de Interior y Policía- y a la persecución, sanción y rehabilitación del delincuente –Procuraduría General de la República-, ocupen y lideren efectivamente el lugar que les corresponden y sean capaces de cumplir con sus objetivos, para que podamos vivir en paz.